Día del Cómic: Entrevista a Alfonso Zapico, autor de nuestro #Calendario2024, un especial del género que homenajea al #AlmaMinera

Con motivo de la celebración del Día del Cómic, sábado 11 de mayo 2024, reproducimos la entrevista con Alfonso Zapico, asturiano de Blimea y uno de los grandes referentes del cómic en Europa. Zapico, con un trayectoria muy brillante, que le ha llevado a obtener en 2012 el Premio Nacional de Cómic y el año pasado el del mejor libro del género en España, galardón que concede la Asociación de Libreros de Madrid, sostiene que el trabajo realizado para el Montepío de la Minería Asturiana, le ha llenado de mucho «orgullo y emoción», pues “Para un autor como yo, que se ha pasado los últimos diez años rescatando la memoria de las Cuencas mineras, este calendario es una oportunidad más para contribuir a la puesta en valor de un territorio y una forma de vida”.

En esta entrevista, Alfonso Zapico nos repasa las motivaciones de este trabajo, homenaje al mutualismo minero asturiano canalizado a través del Montepío, como expresión social y solidaria de la familia minera asturiana. Pero también su evolución como autor y la de un género que ha vuelto a batir marcas: La industria del cómic vuelve a batir un récord en España el año pasado con nada más y nada menos que 4.700 lanzamientos.

Desde que en 2012 se alzara con el Premio Nacional de Cómic por su obra “Dublinés” a Alfonso Zapico le llueven encargos y elogios. Hijo de esa generación de las Cuencas que interiorizó los miedos de la reconversión; el desmantelamiento industrial, los cierres, el despoblamiento y la conciencia sobre la posibilidad cierta de migrar para labrarse un camino profesional, Alfonso nació en Blimea en 1981. Wikipedia le sitúa ya como dibujante e ilustrador hispanofrancés. Y es cierto, vive y trabaja en Francia, pero sus ilustraciones brotan de las raíces de sus queridas comarcas mineras asturianas. Recientemente, se le ha visto de nuevo por Asturias para participar en un programa en el Instituto Aramo de Oviedo, y en la Sala del Cómic de Avilés, que le tributó un homenaje a su obra y a sus «baladas», ese canto a la convulsa Revolución de Octubre de 1934, para muchos prólogo de la Guerra civil, de la Segunda guerra mundial…

Tras estudiar Ilustración en la Escuela de Arte de Oviedo e Imagen imprimeé, en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs (ENSAD de París) su carrera se proyecta a lomos de incontables ilustraciones, grafismos y campañas de comunicación: desde el cómic del Athletic de Bilbao a las ilustraciones en La Nueva España, a carteles para campañas sociales de varias ONGs, la FSA…así hasta la última colaboración, el Calendario del Montepío, con una acogida fabulosa incluso fuera de Asturias. En Euskadi es un referente; y no solo por “Los puentes de Moscú”, desde el cual abordó el conflicto social vasco. Pero hubo un principio: En 2006, Alfonso se lanzó a publicar en Francia ‘La guerra del profesor Bertenev’, un canto antibelicista que ya nos adelantaba su habilidad para trazar historias humanistas en tiempos convulsos, sin miedo a enmarcarla en un tiempo distante, como la Guerra de Crimea (1853-56). En 2015, ese espíritu ambicioso y valiente en lo historicista lo conectaría definitivamente con su territorio natal y “La balada del Norte”, una aventura gráfica que reivindica el contexto social de la Revolución de Octubre del 34 en la cuenca minera asturiana, un suceso que para muchos fue preludio de acontecimientos de enorme calado histórico, que en paralelo ya estaban sucediendo en el mundo, y que desembocarían primero, en la Guerra civil española, y más tarde en la II Guerra Mundial.

Al final del año, el cuarto tomo de esta gran novela gráfica era elegido “Cómic del año en España” por la Asociación de Libreros de Madrid. ‘Café Budapest’ (2008) y sobre todo ‘Dublinés’ y su cuaderno de viaje ‘La ruta Joyce’ le confirman como uno de los mejores autores del género en Europa. Su obra es ya extensa, con colaboraciones como “En los niños del humo” o “Carboneras”, con la periodista Aitana Castaño. Desde 2019 es profesor de español en la Academia de Poitiers y enseña a alumnos y docentes las técnicas para utilizar el lenguaje del cómic en clase. Para nuestra entidad, es orgullo que haya accedido a escribir más páginas de nuestra historia con el Calendario del Montepío 2024, sin duda, su amor por la Cultura minera y su mutualismo como expresión social y solidaria de la gran familia del carbón a la que sus viñetas rinden ya homenaje con trazos universales.

ENTREVISTA PUBLICADA EN LA REVISTA MONTEPÍO 85

 –¿Cómo recibe un artista internacional nacido en la Cuenca minera una propuesta para dibujar un conjunto de láminas para un calendario que homenajea al mutualismo minero asturiano?

Como un premio más que como un encargo; estando a casi mil kilómetros de distancia de Asturias, la oportunidad de llegar a los mutualistas a través de las ilustraciones de un Calendario emblemático para la familia minera es un auténtico privilegio. Para un autor como yo, que se ha pasado los últimos diez años rescatando la memoria de las Cuencas, es una oportunidad más de contribuir a la puesta en valor de un territorio y una forma de vida. Doy por ello gracias al Montepí Y me consta que estamos todos muy felices por su repercusión.

-Nació en 1981 y es uno de los hijos de la reconversión minera y de aquel mundo en eterna crisis industrial. ¿Cómo le ha marcado ese contexto y sus raíces mineras?

Profundamente, aunque no fuera totalmente consciente de ello cuando era más joven. He tenido que madurar un poco y llegar a otro país para ver toda la dimensión social y darme cuenta de la singularidad del mundo en el que crecí, sus fortalezas y sus valores. Los territorios mineros son aún burbujas en las que se sigue pensando en el mundo en colectivo, con perspectiva social y humanista. Hoy no hay minas activas, pero ha quedado ese poso de una sociedad singularísima, comprometida. Y una cultura propia que resulta un valor frente a los tiempos complejos que nos tocan vivir.

-¿Qué significa dibujar para usted?

Es una expresión artística muy personal, una herramienta que me sirve para explicar el mundo y explicarme a mí mismo a los demás. Mi vida es, básicamente, contar historias con dibujos.

-En 2012 recibió el Premio Nacional de Cómic por ‘Dublinés’, una obra que narra la vida de James Joyce. ¿Qué supuso para usted ese premio?

No fue un premio a la trayectoria, porque yo era un autor casi novato entonces. Pero sí me abrió oportunidades, y me permitió lanzarme a dibujar nuevos proyectos, con confianza y visibilidad. Todo ha sucedido un poco por accidente, pero sin ese premio nacional quizás nunca hubiera dibujado ‘La balada del norte’, de profundo significado en mi carrera.

-Cuatro volúmenes ya de ‘La balada del norte’ y de esa Revolución de Octubre del 34 ¿Cuándo toma la decisión de abordar esta historia tan sensible para la memoria de la familia minera y de trascendencia para España?

La decisión viene justo después de la entrega del Premio nacional por ‘Dublinés’. En aquel momento se produjo el cierre definitivo de las minas y la Marcha negra de los mineros a Madrid. Con el fin de la minería, en Asturias empieza una etapa difícil, y sinceramente me aterraba la injusticia del olvido y la pérdida de identidad. La obra surge como un retrato social de una época y un mundo que ya no es, pero que ha trascendido, con el telón de fondo de los hechos de la Revolución de octubre de 1934, un evento histórico clave, con muchas aristas. Es una reivindicación de la memoria, quizá más necesaria que nunca justo en este momento en el que hay una guerra por el relato, un conflicto con la memoria. Hay en el planeta un movimiento muy fuerte que intenta paralizar o hacer retroceder a la sociedad. Y aunque haya pasado casi un siglo, la historia que contamos en ‘La balada del norte’ nos ayuda a entender mejor que nunca el presente desde una mirada crítica construida desde nuestra propia experiencia como pueblo.

-¿Cómo cree que ha recibido Asturias la serie ‘La balada del Norte’? ¿Siente por ser tu tierra más responsabilidad al contar esta historia?

La reacción ha sido muy positiva en general, porque es una historia muy nuestra, con sus contradicciones y su enorme complejidad. Por supuesto, como autor he sentido mucha responsabilidad a la hora de retratar el lugar en el que crecí, y unos hechos que suponen desarrollar una historia casi familiar, que aún viven en la memoria de muchas familias mineras. Está muy lejos de trabajos anteriores, en los que dibujaba el Dublín de Joyce o el Budapest de los años 40.

-¿Cómo se ve fuera de Asturias la “Balada” del 34, sin duda un acontecimiento que tantos historiadores sitúan como preludio de la Guerra civil española y de la II Guerra Mundial?

El libro ha funcionado muy bien en toda España, porque al final la historia que contamos es universal, como ocurre con el profesor Bertenev; y los lectores empatizan bien con sus protagonistas. En Suecia, que tiene un mercado del cómic pequeño, ha tenido una gran acogida: los lectores escandinavos son curiosos de la Guerra civil española y sus contextos previos y posteriores. En Francia hemos publicado la mitad de la serie, y estamos reimprimiendo y el libro 3 llegará en 2024. Es un libro que “explica bien la Guerra civil y lo sucedido más tarde”, dice la crítica francesa, y lo veo acertado. Hay que tener en cuenta que es uno de esos grandes sucesos del movimiento obrero asturiano que han trascendido internacionalmente. Muchos de los lectores franceses son hijos del exilio y la migración española, y, de alguna forma, también es una historia que les toca el corazón,

-¿Cuál es la importancia para su carrera profesional y vital su estancia lejos de Asturias, en la Maison des Auteurs en Angouleme? ¿Echa de menos la tierrina?

-Venir a Angoulême y trabajar aquí supuso un antes y un después en mi trayectoria profesional. No sería el mismo autor ni hubiera publicado las obras que he hecho sin mi residencia creativa en la Maison des Auteurs, aunque esto implica una separación de 800 km con Asturias. Afortunadamente, la distancia es geográfica pero no mental, el mundo digital y las redes ayudan; y sigo conectado y pendiente de todo lo que pasa.

-Además de las novelas gráficas, ahí está su trabajo en prensa y varios cómics para diferentes organismos o para escritores. ¿En qué proyectos trabaja actualmente?

Sigo tirando del hilo de la memoria, y estoy dibujando una historia sobre el exilio español en Francia, desde la Guerra civil hasta la Transición y los años 80. Muchos españoles vivieron como extranjeros en Francia durante el Franquismo para regresar a casa tras la muerte del dictador y descubrir que el país por el que habían luchado ya no existí Este “doble exilio” o migrante por partida doble, es una historia triste, pero que es justo rescatar, y muy actual en los tiempos que corren para ofrecer una mirada humanista a lo que hoy ocurre en el mundo,

-¿En una sociedad como la nuestra en que todo es imagen, debería estar más reconocida la labor de los ilustradores por parte de la sociedad?

Me siento valorado por mis lectores, porque hay mucha gente que nos lee y comparte las impresiones de mis libros. Muchos profesores me invitan a charlar con sus alumnos, hemos logrado entrar en muchas instituciones y espacios culturales que antes nos estaban vedados. Los prejuicios contra el cómic como algo menor o menos digno de consideración aún existen, pero disminuyen con cada nuevo título publicado.

-Para finalizar ¿qué cómics nos recomienda para entender la belleza y arte del género?

Un cómic de Paco Roca: ‘El abismo del olvido’. Es una historia que relata la lucha contra el olvido de las familias que pelean para exhumar a sus familiares de las fosas comunes en las que el Franquismo quiso enterrar sus ideas y su historia personal. Son todavía miles de familias y muchas fosas, a las que estas trescientas páginas dan un reconocimiento y una dignidad que todavía a día de hoy les niegan las instituciones. Lo recomiendo.

Biografía de Alfonso Zapico. 

Presentación del Calendario Montepío 2024 de Alfonso Zapico 

Clip TPA con el Calendario Montepío 2024 de Alfonso Zapico